La crisis provocada por el COVID-19 ha agravado la exclusión social, especialmente para las personas pertenecientes a contextos socioeconómicos desfavorables.
La inteligencia emocional puede ayudar a mitigar acontecimientos vitales de especial dificultad y su impacto en la salud mental.
La IE también se considera una de las competencias más valiosas para la inserción laboral y en el futuro será más demandada en distintos sectores y empresas.

Acerca del proyecto:

Cada vez es más frecuente oír hablar de la importancia de la Inteligencia Emocional (IE) en diversos aspectos de nuestra vida cotidiana, tanto desde el punto de vista personal como profesional. Según varios estudios en este campo, "las personas con una Inteligencia Emocional elevada tienen 7,6 veces más probabilidades de obtener unos resultados más satisfactorios" si tenemos en cuenta la eficacia, las relaciones, el bienestar y la calidad de vida. Los principales objetivos del proyecto son apoyar a los adultos con menos oportunidades para que desarrollen habilidades en la gestión de sus emociones y sean más resilientes emocionalmente". Dentro de este grupo se encuentran las personas pertenecientes a entornos socialmente desfavorecidos, desempleados que se enfrentan a obstáculos económicos y geográficos, minorías étnicas o nacionales, inmigrantes, refugiados y adultos con discapacidades.